15.12.12

Recorriendo la Langstrasse (3ra parte y FINAL)




Como si a alguien le importara, Mr. Frosch ha decidido no volver a pisar la Langstrasse ni sus alrededores. “Voy a boicotear el Kreis 4” ha sentenciado. “A ese barrio no vuelvo más.”


Antes, sin embargo, ha tenido a bien exponer sus razones en un comunicado:

_______________________


Zuriquesas, zuriqueses, habitantes y visitantes de Zúrich,

Sin asombro, casi entre bostezos, asistimos desde hace un tiempo al desmoronamiento de nuestros valores e ideales. Aquellos sueños de un mundo mejor han sido invertidos en fondos de posiciones cómodas y flácidas que nos permiten conservar posturas saludables.
Quizá por fin hemos comprendido que para evitar la joroba vale más andar derecho que torcido, o llegado a la conclusión de que es mejor hacerse a la idea de que no hay mundo mejor y que, a fin de cuentas, el mundo se acaba en unos días.
O quizá estamos simplemente cansados, señoras y señores. Muy cansados. Y aburridos.

No obstante las circunstancias -o precisamente dadas las circunstancias- urge un esfuerzo. Un último esfuerzo. Ahora.
Ahora, que el aburrimiento nos empujan a divertirnos hasta el cansancio y que la diversión nos aburre mientras el mundo se acaba. Ahora, que los juguetes de los Maya se revelan más serios que los de Steve Jobs. Es precisamente ahora que debemos salvar el Kreis 4. And just for fun.

Porque si unos luchan por que no se asfalten bosques ni selvas y no se les ponga calzoncillo a los nativos, nuestra lucha aquí ha de ser impedir que se peine y ponga gel a los barrios despeinados.
Los barrios despeinados son las selvas urbanas, señoras y señores, nuestros tubos de escape, nuestros pulmones... !Y también están en peligro de extinción!
El barrio despeinado de Zúrich ya huele a gel por las noches. El que fuera un barrio distinto ha empezado a oler como todos los demás.
A nuestro querido Kreis 4 le ha ocurrido lo peor que le ha podido ocurrir: se ha puesto de moda.
Apenas oscurece, una densa nube de gel se extiende por la Langstrasse y sus alrededores engominando todo lo que encuentra a su paso. Las putas, los borrachines, los vagabundos y toda aquella masa que conformaba su esencia queda entonces fijada, reducida a un colorido cuadro.
Apenas oscurece, una ola de jeans que aparentan gastados y peinados que aparentan despeinados irrumpe en el kreis 4 esparciendo el perfume empalagoso del gel.
Apenas oscurece, el pijerío, los hijitos de papá, el peine-gel, o como quiera que se llamen, invade el kreis 4 dispuesto a pasar toda la noche en el que ahora considera el lugar in, su punto de encuentro. Su cuadro.

Llegan, se instalan en sus cada vez más numerosos locales. Beben, ríen, salen a fumar, siempre contemplando el espectáculo emocionante y exótico que compone su cuadro: policías estampando algún camello africano contra la pared, borrachines cantando o en busca de putas, alguna pelea...
Y así se pasan toda la noche, bebiendo, riendo, saliendo a fumar, mirando el cuadro, mirándose en el cuadro, volviéndose a mirar en el cuadro (les encanta mirarse en el cuadro), y sobre todo, sin buscar putas ni camellos. Sin colaborar con nada. !Todo gratis!
Y así, todas las noches.
...
El boicot es nuestra última opción. Ya es demasiado tarde para sensibilizar al pijerío, ya quedan muy pocos días para hacerle entender que la diversidad es importante, que para preservarla deben retirarse, que safaris en el mundo ya hay suficientes.

Boicot, señoras y señores. No ir más al kreis 4, que quede vacío, que pierda su interés. Arruinémosle el cuadro. Sólo así los ahuyentaremos.
Y hagámoslo ahora, puesto que ya nada tiene sentido.

Puesto que nada se salvará, salvemos el Kreis 4 just for fun.


                                                                                     
 Mr. Frosch
_____________________________

25.06.12

Recorriendo la Langstrasse (2da parte)

 

-      Ya no es lo que era.
-      Agua, Frosch, agua, que ayuda a desintox…que te va a hacer bien.
-      Ya no es lo que era.
-      Bueeeno, se ha aburguesado un poco… pero salvo eso sigue igual.
-      Ya no es lo que era.
-    Hey, tampoco es para tanto, además tú mismo dices que hasta la hamburguesa se  aburguesa, que es la ley de la vida…
-     ¡Qué carajo esperas, men!

Ya no es lo que era. El kreis 4 y la Langstrasse ya no son lo que eran. El kreis 4 y la Langstrasse se han perfumando. Y se seguirán perfumando por los siglos de los siglos, men.
Y quien quiera percibir su viejo y auténtico olor, habrá de acudir allí durante el día, y ya no de noche.
Y quien quiera saber a qué me refiero, habrá de saber primero que:

Desde aproximadamente… siempre, el kreis 4 ha sido un barrio obrero.
Y que desde aproximadamente la mitad del siglo XIX ha albergado además a obreros inmigrantes, y que los primeros inmigrantes -italianos en su mayoría- vinieron a aportar sus lomos, sus creencias y sus ideas, y que de ello dan fe construcciones como las vías del tren, alguna iglesia o algún centro político.

Habrá de saber asimismo que en el siglo XX, llegada la década de los sesenta, ya no bastaba con descampesinarse para modernizarse, sino que había que cosmopolitarse para poder seguir industrializándose. Y es en esas circunstancias que Suiza -país razonable- decide acoger nuevos inmigrantes.

Nuevos inmigrantes, que en esta ocasión debían aportar más lomo que creencias o ideas y que en un inicio también provienen de Italia, pero que con el transcurrir de los años empezarían a venir de lugares cada vez más lejanos y distintos, empujados hasta aquí por razones cada vez más variadas y distintas, a poner el lomo de formas cada vez más variadas y dist… Y que por alguna misma razón-cuyo secreto se encuentra en el olfato- frecuentarán ciertas zonas de las ciudades y no otras, y que por esa misma razón la cierta zona a frecuentar en la ciudad Zúrich será el kreis 4, que como ningún otro se impregnará de todos esos nuevos colores, olores y sabores y empezará a echar cuerpo y a dotarse de un carácter propio, auténtico. Distinto.

Y al ser distinto, olerá distinto y atraerá a quienes son, se consideran o se les considera distintos. Además de extranjeros, vendrán artistas, vagabundos y toda aquella gente que de algún modo desempeña funciones tradicionalmente marginales. Vendrán sino a vivir, a trabajar, vagar, vagabundear; a ser lo que son, lo que quieran, o lo que estén obligados a ser. En este barrio de alma obrera encontrarán un lugar donde distender los complejos y relajar las formas y así lo irán convirtiendo en el lugar adonde la ciudad entera vendrá a distender los complejos y a relajar las formas, y poco a poco, naturalmente, el Kreis 4 se irá tiñendo de rojadizo y terminará adquiriendo ese fuerte olor suciorrico. El irresistible olor del vicio.

         -  ¡Y que viva el vicio, carajo! ¡que vivan las putas, la co…!
         -   Cálmate, Frosch. Y deja de hacer tanta mueca.
         -   Ya ya… continúa:

Y como el olor del vicio no solo atrae a los marginales, también aparecerán quienes desempeñan funciones tradicionalmente tradicionales. Este es el caso de los académicos, pintorescos personajes que al encontrar pintorescos a este barrio y a sus habitantes, deciden a su vez instalarse por aquí. El barrio les proporciona un toque de exotismo tercermundista en su comodidad local, la sensación de estar conectados con la calle, de tener más práctica en sus teorías y, sobre todo, les permite decir: “yo no soy tan formalito como parezco, yo vivo incluso entre el pueblo y el bajo mundo”. Ellos no vienen a aportar al barrio ni lomo, ni olor fuerte, ni nada por el estilo, sino más bien una sensación de vicio controlado, de perdición civilizada, de formalidad en el relajo de las formas...vienen a aportar un primer perfume- aún soportable- y a sellar con una buena fórmula lo que  ha sido fue el kreis 4 desde los años sesenta hasta nuestros días hace poco.

Porque sabiendo que
Ausländer    <=> extranjero(s)
Aussenseiter <=>outsider(s), marginales
Akademiker <=> académicos

Resulta que
A+A+A = kreis 4   fue en efecto una excelente fórmula para definir la demografía de este barrio, fórmula que, traducida, pierde obviamente toda su gracia, pero que, traducida o no traducida, lo que sí ha perdido hoy en día es su vigencia y que por ello sus difusores- los de anteojitos de montura gruesa- harían bien en declararla de una vez por todas obsoleta.

Porque este barrio ya no es lo que era. Porque este barrio se ha perfumado y se seguirá perfumando cada noche con aquella peste limpiecita y empalagosa que arrasa con los olores fuertes.
Porque ya está anocheciendo. Y de noche, este barrio se engomina, se fija, se acomoda.

-          Ya no es lo que era
-         
-          ¿Acaso no hueles?
-          …pues yo sólo veo llegar gente.
-          Pfui. Vámonos de aquí.
-          Hey, pero…
-          Ya sé, ya sé, pero tendrá que ser para la próxima.

24.03.12

Recorriendo la Langstrasse

En Zúrich, ciertos barrios o distritos son más conocidos por el número de su circunscripción que por su nombre, y ciertas circunscripciones son más conocidas por alguna de sus famosas calles o avenidas. 
Pero, por otro lado, ciertas palabras como circunscripción le enredan la lengua al sapo y por eso prefiere decirlas en alemán; kreis.
Ubicación
La famosa Langstrasse atraviesa los conocidos kreis 4 y 5 de la ciudad de Zúrich.
Su apariencia a lo largo de todo su recorrido es más o menos la misma: luces de neón, carteles chillones en diversos idiomas, bares, kioscos y tiendas de aspecto foráneo-popular, por no decir tercermundista (el sapo dijo tercermundista).
También su olor es más o menos el mismo: huele a comida, a comidas de todo el mundo, y a borrachines de todo el mundo.

En un corto tramo, sin embargo, la calle se convierte en un pasaje subterráneo (continúa por debajo de la tierra... dijo el sapo) que sirve de puente a los trenes y constituye a la vez el límite entre ambos kreis. (…te introduces como un topo en el kreis 4 y vuelves a salir a la superficie en el kreis 5. Y viceversa...)
Este pequeño túnel, además de un mero límite administrativo, marca una especie de límite natural, que notan sobre todo quienes vienen desde el río y recorren la calle en viceversa, como Mr. Frosch.


Al salir del túnel, en efecto, algo cambia. Uno nota que la calle parece más o menos la misma pero que ya no es del todo la misma, pese a ser la misma.
En el kreis 4, el olor a comida y a borrachín se intensifican y, a medida que uno avanza, el olfato y la bragueta empiezan a percibir un olor a sexo mezclado con drogas, frituras, verduras exóticas y orina. Esa misma mezcla de olores despiden también las calles, callecitas y callejuelas aledañas a la Langstrasse y que junto a ella forman el kreis 4, que es adonde se viene en busca de esa mercadería venida de todo el mundo que ofrecen las putas, los camellos, los vendedores de comida y de verdura venidos de todo el mundo.
Es en uno de los callejones de la zona, en un rincón de esos en los que mean los borrachines  y  los camellos esconden su mercancía, que se distingue algo verde, inerte pero con vida.
Mr. Frosch tiene los ojos más grandes y saltones que nunca. Su cuerpo tieso yace sobre un montón de bolsitas vacías.  Le cuesta hablar, su lengua apenas la mueve para limpiarse los restos de coca de la nariz.
Quiere decir algo:

-         Co…con…Continuará…

31.01.12

De excursión

Hace frío. Mucho frío. Se anuncia más frío.
Pero Mr.Frosch se ha descongelado. “Estoy caliente” han sido sus primeras y últimas palabras antes de ponerse a saltar en dirección de la Langstrasse.
Si bien Langstrasse puede traducirse por Gran calle, Gran avenida, o algo por el estilo, Mr. Frosch ha recomendado no hacerlo. Para evitar el ridículo, dice.
Asimismo ha recomendado empezar el post con la ubicación, la demografía o con algún recuento histórico, o con cualquier cosa con tal de no empezar diciendo que todos aquí la conocen como la calle de las putas. Esto, según él, para evitar el lugar común.
No dejó claro si podía comenzar sin él o si debía esperar a que regrese de su excursión.