02.11.11

Habitantes del río Limago

“Todos los animalitos son a su manera encantadores” Mr. Frosch


Otro típico habitante de la zona es el hombre. El hombre se instala por lo general en el borde, dejando cierto espacio entre la orilla y su vivienda. Estos espacios, que en las ciudades se dejan más por respeto a la ley que a la naturaleza, pasan a formar caminos por donde se complacen en transitar otros hombres... En todas partes es igual. Al hombre le gusta ver agua. Y si un lugar no cuenta con mar, lago o laguna, lo primero que hacen los hombres allí, es construir una fuente alrededor de la cual reunirse para, entre otras cosas, contemplar el agua brotar. Ya sabes, las plazas.

-¿Y Zúrich?

El resultado de que a todos los hombres les guste ver agua es que a muy pocos les será permitido hacerlo desde sus viviendas. En todas partes es igual. Es la lógica selectiva de exclusión por cotización de deseos.

-What!?

Money, men! Plata, guita, pasta. Es la lógica humana que hace que tú, vulgar asalariado, estés paseando por este caminito, tiritando de frío para poder contemplar el agua al menos un rato; mientras que el tipo de enfrente la puede contemplar todos los días del año, descalzo y en bata, desde una vivienda que jamás podrás pagarte.
Si te gusta contemplar algo, quieres contemplarlo siempre ¿no?

-Bueno…sí

Pues aquel tipo ha comprado este paisaje para contemplarlo siempre ¿Entiendes? Se lo ha comprado como quien compra un cuadro. Y se lo ha comprado porque puede.
De hecho, el mundo se divide infinitamente en dos grupos: los que pueden y los que no pueden una determinada cosa.
Por ejemplo, el esquelético Mick Jagger suele frotar su arrugada piel a la de bellas y tiernas modelitos sin arrugas, al igual que la musculosa Madona suele frotar su arrugada piel a la de bellos y tiernos modelitos sin arrugas. ¿Por qué lo hacen?  Pues porque pueden. Ellos pertenecen entonces al grupo de los que pueden eso. Tú, por ejemplo, no eres rico ni famoso, pero perteneces a un grupo no menos minoritario: el de los que pueden hablar con los sapos.

-¡Vaya privilegio, míster Frosch! ¿Y Zúrich?

Zúrich cuenta con lago y río. Los que pueden viven generalmente al borde del lago, del río (en ese orden) o en una montañita con vista al lago o al río (en ese orden). Los que no pueden se van a pasear al lago o de vez en cuando se vienen a pasear por aquí. Digamos que viven más alejados del agua y, por lo tanto, de mí.

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